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miércoles, 26 de junio de 2013

El ‘jogo feito’ de Brasil


Cualquier aficionado que haya visto los partidos de la selección brasileña en esta Copa Confederaciones se habrá percatado de algo. Brasil juega horrible. Si miramos las estadísticas encontramos datos reveladores, el brasileño es el equipo que más faltas hace. Pero quizás no debería sorprender a nadie porque Brasil ya hace años que cambió su estilo de juego. Hace años que dijo adiós al ‘jogo bonito’.

Brasil ha cometido 67 faltas en los tres partidos que lleva jugados, lo que la coloca como el equipo que más faltas ha cometido con una gran diferencia, ya que el segundo en este ranking (Uruguay) lleva 52. Partidos como el que les enfrentó a México (25 faltas) o contra Italia (27 faltas) fueron absolutamente infumables dadas las constantes paradas del juego por parte de los brasileños.

Pero no queda ahí la cosa. Lo que demuestra que esto es una estrategia premeditada por su entrenador es el nombre de quién realiza las faltas. Neymar es el jugador que más faltas comete en el torneo y Óscar el segundo. Contra Italia, 18 de las 27 faltas que cometieron los brasileños, fueron realizadas en campo italiano y la falta más cercana a la portería de Brasil fue a 45 metros. Queda claro que el estilo de Brasil es destruir el juego contrario desde el inicio y los atacantes son los que más faltas cometen seguido por los centrocampistas, siendo la defensa la que menos, no por su limpieza en el juego, sino porque los jugadores rivales son generalmente derribados antes de llegar a posiciones atacantes. El equipo rival tiene muy complicado realizar su juego, ya que Brasil no deja dar dos pases seguidos, corta de raíz.

¿Cuál es el problema? Dirán algunos. El fútbol tiene su reglamento y el infractor de la falta es sancionado. Ahí viene el verdadero problema: la permisividad arbitral con los jugadores brasileños. Los árbitros están para permitir que se juegue al fútbol y cuando un equipo o un jugador intenta impedir esto, debe tomar medidas disciplinarias en forma de sanción, ya que para algo tiene las tarjetas. Pero Brasil aprovecha su condición de anfitriona para realizar un antifútbol y juego sucio con el que toma ventaja. Jugar contra ellos se convierte en una auténtica tortura.


Todo parte desde que en diciembre pasado la Federación Brasileña agobiada por los pobres resultados y la mala imagen de su selección y ante la inminencia del Mundial que se les viene encima el próximo verano, decide contratar al entrenador que le dio su último Mundial Luiz Felipe Scolari, con lo que ello implica. Todo aficionado al fútbol recordará como jugó Brasil en ese Mundial de Japón y Corea en 2002, con Gilberto Silva, Edmilson o Felipe Melo en el centro del campo. Más de lo mismo. Y es que existe cierta creencia de que la selección brasileña realiza un fútbol bonito, pero los aficionados más jóvenes aún no hemos visto una selección brasileña que haga honor del ‘jogo bonito’ y los menos jóvenes afirman que la última selección brasileña que jugó bien al fútbol fue la del Mundial de España’82. Muchos recordarán la selección campeona del mundo en Estados Unidos, año 1994. Carlos Alberto Parreira fue el procursor del estilo de juego actual de Brasil: Dunga-Mazinho-Mauro Silva en el centro del campo a destruir juego y balones a Bebeto y Romario que resolvían arriba. Fue la moda de los años 90 ese juego físico y destructivo.

Y en el Brasil actual, la pareja de medios centro Paulinho-Luiz Gustavo es un atraco al buen fútbol y al buen aficionado. Y no porque sean malos jugadores, sino porque cuenta en su plantilla con centrocampistas de la calidad de Hernanes, Fernandinho, recién fichado por el Manchester City, o Lucas Moura que son relegados a la suplencia y otros como Óscar o Neymar son ‘obligados’ a cometer faltas. Ya el colmo de todo es que la afición brasileña abuchea el brillante juego de España y parece que se conforma con el ‘jogo feo’ de su selección. Lamentable.

En los últimos años la selección española y el F.C. Barcelona, han conseguido cambiar ese anti-fútbol que se buscaba desde los años 90. Incluso selecciones como Italia o Alemania, que tradicionalmente han buscado el fútbol físico y defensivo se han apuntado a la moda del buen fútbol. Brasil no. A ver como les va.